María Josefa García Granados era una mujer culta, escritora, poeta y crítica política que se preocupó no solo por su propia cultura, sino también por llevarla a los demás. Con ese afán hizo cosas que en esa época estaban prohibidas para la mujer, y que todavía a día de hoy están mal vistas, como participar en la política, escribir con sarcasmo o hablar de sexualidad. Esta no la conoció Martí porque murió antes de que él llegara, pero sí que influyo mucho en la sociedad que él se encontró cuando llegó a Guatemala.
María García Granados, sobrina de la anterior, también era una chica culta que a los veinte años acudió a las clases que José Martí dio en la “Academia de Niñas de Centro América”, en Guatemala, y ambos tuvieron una triste historia romántica: ambos se sentían atraídos por el amor a la cultura y a la libertad de expresión. Ella se dedicaba a estudiar poesía, música y muchos otros aspectos artísticos y expresivos, por lo que creo que daría un buen ejemplo a los jóvenes de hoy. Para quien quiera saber más sobre esta relación, les invito a que busquen el poema “La Niña de Guatemala”. Pero a continuación quiero centrarme en varios pensamientos que me han surgido al leer sobre ellos:
¿Tenemos libertad de expresión?, al parecer sí, supuestamente en los países democráticos los ciudadanos tenemos esa libertad, pero aun así tenemos miedo de expresarnos, porque esa supuesta libertad solo se queda escrita en un papel. En la realidad no es así, porque los mismos gobernantes se encargan de manipularnos la mente y nosotros no nos damos cuenta que hay alguien que está trabajando el inconsciente de cada uno. Hay alguien que se ocupa de investigar cual es el lado más débil de cada uno para atacarnos por allí, y de esa manera sin darnos cuenta nos quitan esa libertad.
Muchas veces no sabemos por qué pero nos da miedo de expresarnos. En otras ocasiones sí que sabemos: es porque estamos amenazados por gente que actúa como mafiosos, y sabemos que si hacemos uso de ese supuesto derecho, alguien se encargará de hacernos la vida imposible o de hacernos daño. Por todos los lados a donde queramos movernos, nos damos cuenta de esto cuando vemos que en el momento menos esperado nos empezamos a encontrar con todas las puertas cerradas, incluyendo las de los que considerábamos amigos.
En muchas ocasiones, cuando menos esperamos, nos encontramos en un mundo que al parecer como por arte de magia o automáticamente todo está conectado en red, en nuestra contra. Alguien se encarga de todo esto: de hacer presión a la gente que quiere expresar sus sentimientos y decir la verdad, para hacerlos callar y que todo el mundo esté aparentemente contento con lo que ocurre en el mundo, como si todo funcionara de acuerdo con nuestras necesidades, cuando en el fondo no es así. Esa imagen sólo es posible porque nos manipulan para que estemos callados y nadie diga la verdad o exprese sus sentimientos. Organizan actividades “culturales, de ocio o de ayuda al ciudadano” y en muchas ocasiones esas actividades, solo son para desviar nuestra atención, para distraernos, y que así no nos demos cuenta de lo que por otro lado están tramando, o cosas que están ocurriendo que nos afectan a todos. ¡De esta manera ocurren tantas injusticias silenciadas, incluso muertes inocentes!
