Todos estamos
consternados por los hechos ocurridos en Guatemala el día 13/06/13.
Sin embargo tras el debido tiempo de lamentaciones, creo que debe
venir un tiempo de reflexión. Todos queremos encontrar un culpable
pero quizá no lo estamos buscando en el lugar adecuado. Y es que el
sistema judicial, policial, político y religioso no es tan fiable
como nos gustaría pensar. La corrupción podría ser en efecto el
principal culpable de estos hechos.
Estas
organizaciones intentan legitimar su poder prometiendo paz, unidad,
seguridad, trabajo, educación, salud, amor, libertad... sin embargo
si los analizamos con detenimiento vemos que en realidad su mayor
ocupación es lo contrario de lo que conlleva su nombre. Es más,
podríamos definir la corrupción en su más puro estado como el
conjunto de dinero y favores necesario para financiar estas mentiras
del sistema.
¿Y
en qué se invierte dicha financiación? Pues en mantener a la
sociedad en un estatus propenso a ser penetrable por estas mentiras,
es decir: en la ignorancia y en el miedo. Hay
que intentar por todos los medios que el pueblo se acerque a la
cultura, al conocimiento, a la información real... y esto se
complementa con la idea fabricada de un terror que nos asecha, para
mantenernos débiles. Por eso las organizaciones mencionadas
anteriormente no dudan en apoyar sutilmente las masacres, provengan
de norte, sur, este u
oeste. Su ascendencia es
asesina, como podemos comprobar en la historia, y por tanto no tienen
escrúpulos para impedir que el pueblo sufra, al contrario, se
recrean en la sensación de grandeza que les da poder aplastar al
pequeño.
Al
mismo tiempo se ocupan de avivar las distracciones, los
enfrentamientos, las divisiones entre clases sociales, niveles
culturales, etnias, religiones... Para que sus macabros planes se
lleven a cabo, nuestro día a día debe reducirse a lo que muestra la
televisión: programas basura, modas absurdas y obsoletas, marcas y
entretenimientos fantasiosos que no pasen del nivel intelectual medio
de un niño de 12 años. Así pues, nos manipulan mientras ellos se
enriquecen con mucho
cinismo. Y en esa mezcla de miedo e ignorancia, que se va
convirtiendo en frialdad o insensibilidad, todos nos volvemos
cómplices de las masacres como la del día 13/6/13.
En
mi imaginación puedo ver los rostros de los jefes de estas
organizaciones cuando se reúnen para preparar el teatro de la cruda
realidad. Cada uno tiene un
papel en el engranaje de la gran mentira, cada uno tiene sus minutos
de gloria en la televisión y es una buena oportunidad para salir en
primera plana en los periódicos y demás medios de comunicación,
con cara de buenos y condolidos. Cada uno pronuncia las esperadas
palabras bonitas que amansan la opinión pública. “Nuestras más
sinceras condolencias a los familiares y amigos de las víctimas”,
“Hemos de sensibilizarnos ante estos hechos”. El gobierno dice
“es un asunto de narcotráfico”, lo cual es un eufemismo de “la
perdida de estas vidas es lamentable pero tan natural como la vida
misma, ya que ante el narcotráfico no se puede hacer nada, es como
Dios”. La ONU aparece con su “expresamos nuestra enérgica
condena” y yo me pregunto ¿cuál es esa condena? ¿qué es eso de
enérgica?, o dicho de otro modo, ¿cuánta energía van a emplear
ellos en condenar tales actos? ¿o son todo palabras fáciles para
lavarse las manos? La Iglesia
como siempre sentencia “Dios lo ha querido así”, y
digo yo: si ellos dicen ser la voluntad de Dios en la Tierra, ¿son
ellos quienes lo han querido así, no?
Lamentablemente
parece que mucha gente no se hace estas preguntas. Las familias de
las víctimas se conforman con un simple “mis condolencias”, los
más aventajados quizá rascan alguna indemnización... El pueblo en
un par de días se ha olvidado de todo, porque estas masacres en
Guatemala se han vuelto habituales. Y
entonces parece evidente lo que no dijeron todas esas palabras
bonitas, lo que realmente piensan todos esos que las pronunciaron:
“Total, solo son una panda de indígenas por los que nadie
reclama”. Pero
los que no pensamos así... ¿en quién podemos confiar?
¿qué tenemos para
agarrarnos? ¿cómo podemos enfrentar o solucionar la situación?
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